Una antena parabólica gigantesca de radiotelescopio, situada en Arecibo, Puerto Rico, capta señales de radio, particularmente la del hidrógeno neutro (la de 21 cm). Esta frecuencia (que cae en el rango de radio) atraviesa sin problemas nubes de gas, de polvo, atmósferas y galaxias, por lo que encontrar un patrón regular en esta frecuencia sería un síntoma claro de que alguien está enviando información intencionadamente.
Estas señales procedentes del espacio son procesadas y distribuidas a continuación en pequeños paquetes de 2 min de grabación a colaboradores voluntarios de todo el mundo que emplean sus computadoras personales para analizar las señales en cuestión a fin de determinar si en alguna de ellas se encuentra una secuencia que pueda ser el producto de un ser inteligente.
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